Descripción detallada de Escuela Waldorf Arcangel Gabriel:
Laico
Mixto
Privado
Escuela Waldorf
Urbano
Colegio de integración: Si
Enseñanzas:
Colegios Primarios
Colegios Waldorf
Turnos – horarios:
Turno mañana: Si
Turno tarde: Si
Turno noche: -
Doble turno: Si
Direcciones y formas de contactarse:
Dirección del establecimiento:
La cañada 1510/1530, Belen de Escobar, belen de escobar escobar buenos aires
Provincia: buenos aires
Teléfono: (0348) 449-2259
Fax:
Otras direcciones:
Mail / correo electrónico: admin@arcangelgabrielesc.edu.ar
Sitio Web, pagina oficial del establecimiento educativo:
http://www.arcangelgabrielesc.edu.ar/
Más información / otras actividades:
Misión y principios de la escuela Arcángel Gabriel
Nuestra misión es participar en el desarrollo de seres humanos que puedan convertirse en iniciadores del progreso cultural.
Educar hacia la libertad, capacitando a los niños para poder desplegar aquellas facultades que van más allá de la pura tradición y el conocimiento convencional.
Nuestro desafío es educar a una generación futura para lo cual se plantean algunos puntos que consideramos indispensables:
Nos inspiramos en la propuesta educativa del filósofo Rudolf Steiner, teniendo en cuenta los contenidos curriculares oficiales.
La Escuela es un organismo viviente y como tal, en constante proceso de ser conformado. Por lo tanto depende de aquellos que lo conforman y del valor que los adultos involucrados le asignen, y del compromiso y la responsabilidad ante el desafío de educar. Es por ello que, padres y maestros se encuentran en la esfera de lo social y económico participando activamente, reuniéndose, realizando talleres, grupos de estudio, procurando el dinero necesario para el funcionamiento y necesidades de la escuela, logrando libertad en la autoadministración y así tomar las decisiones y concretarlas en el hacer, teniendo siempre presente que los niños son el centro de nuestro quehacer.
Procuramos que haya un diálogo fluido y libertad de expresión sobre todos los temas que hacen a la vida de la Escuela y para ello contamos con la figura de un counselor que posibilite este espacio saludable.
La vida de la Escuela con esta propuesta educativa se compone de un fuerte vínculo entre todos sus miembros, cada uno desde su rol en particular, vemos la confianza como elemento indispensable para educar al niño y esta se construye en el encuentro de ser a ser, en el hacer y el pensar claro, por este motivo es indispensable que toda la comunidad educativa participe y se comprometa en cada actividad que propone la escuela, creemos que de este modo podremos conocernos verdaderamente y así lograr una confianza cada vez mayor.
Queremos que el proceso de admisión de una nueva familia esté en manos de la evaluación pedagógica que realizan los maestros, la participación en las múltiples tareas que exige una escuela como esta y en la honestidad ante lo económico.
Proponemos una Escuela con respeto hacia la diversidad y la libertad en todo sentido, tanto en lo social, como en lo económico, tanto en lo filosófico como en lo religioso.
La pedagogía Waldorf no fomenta una educación religiosa en el sentido de impartir una enseñanza basada en la concepción del mundo de una determinada Iglesia, pero sí ve que en el cultivo del sentimiento infantil de admiración está la base para una educación religiosa libre del hombre en desarrollo con el mundo. Es por ello que en las escuelas waldorf, aunque no se hallen directamente relacionadas con una comunidad religiosa institucionalizada, se aspira a desarrollar la devoción a lo divino.
Sostenemos que en el alma del maestro y educador debe vivir el respeto ante lo que precede a la existencia terrenal del niño, la mirada entusiasta hacia lo que seguirá después de su infancia y el gesto protector ante lo que vivencia en cada etapa de su desarrollo.
En nuestra escuela enseñan maestros que están dispuestos a dejarse educar por los niños, maestros que están preparados para autoeducarse permanentemente, dispuestos a aprender de la vida, porque los niños aventajan a sus maestros en una cuestión fundamental: llevan en sí la semilla del futuro, en el cual aquellos maestros habrán concluido sus vidas largo tiempo atrás. Esta apertura de los maestros para dejarse formar por la vida trasciende a los niños, quienes se convertirán en seres humanos que permanecerán abiertos a lo nuevo, a lo desconocido.
Sostenemos que la máxima entrega del maestro a su misión, nunca podrá lograrla por pura asimilación de ciertas reglas e indicaciones teóricas sobre el tratamiento del niño: solamente puede conseguirse si realmente es capaz de penetrar en la plena naturaleza del hombre según cuerpo, alma y espíritu. Para quien posee ideas vitales en este sentido, y luego se ve colocado ante su cometido profesional, las ideas se le convierten inmediatamente en voluntad, aprende de hora en hora, a hallar la respuesta práctica a una pregunta fundamental que es planteada por el mismo niño.
Toda actividad pedagógica debe contemplar dos aspectos: que el desarrollo del niño se produce desde el pasado hacia el futuro y el niño se transforma a lo largo del proceso, y que el niño que está ante nosotros se encuentra en una de las etapas de esa transformación. El maestro debe ser conciente de ambos aspectos. Cuando conozca al niño, entonces lo amará. Y cuando llegue a conocerlo de esta manera, su actuación hacia el niño, desde este amor, siempre será en beneficio de éste. Sobre la base de un amor fundamentado en el conocimiento, la actividad pedagógica se convierte en un arte. Es por este motivo que es el mismo maestro el que acompaña a un mismo grupo por los siete años de la escolaridad primaria.
La antropología correspondiente a cada época biográfica se convierte en base del método pedagógico y didáctico. El conocimiento de este hombre en ciernes no se limita a su naturaleza visible, sino que junto a su desarrollo corporal también considera su ser invisible, que engloba los aspectos anímicos y espirituales. El contenido y la materia de la enseñanza se deben orientar, por un lado, en base al conocimiento que el niño debe obtener para la vida, pero por otro lado debe tener en cuenta aquello que a través de la materia impartida se desarrolla en el alma del niño, y el momento en que ello ha de acontecer de acuerdo con su edad. De este modo, la materia educativa es, en primera línea un medio pedagógico, de forma que el currículum así como el método pedagógico empleado, han sido completamente establecidos en función de la fase de desarrollo del niño.
En pedagogía existen tres vías posibles para motivar al niño ante el aprendizaje: el miedo, la ambición o el amor. En la Pedagogía Waldorf se renuncia a las dos vías citadas en primer lugar, y se intenta despertar en el niño el amor a las cosas que ha de conocer. No es la obligación externa, sino el entusiasmo por un tema el factor determinante para el aprendizaje. Sin embargo, esto sólo sucede cuando los maestros se hallan tan entusiasmados e interesados en las materias impartidas como debieran estarlo los alumnos.
Educar significa cultivar la ciencia, el arte y la religión, la Pedagogía Waldorf pone especial atención a que en la enseñanza se encuentren entretejidos puntos de vista científicos y estético-artísticos, junto con aquellos aspectos relativos al respeto profundo y la admiración ante el mundo: en el alma humana coexisten las tres disposiciones y tienen igual valor. El ser humano será tanto más humano cuanto menos parcial sea en el desarrollo de sus inclinaciones, cuanto más se esfuerce en desarrollar en sí aquel aspecto del que carece en mayor medida.
Aspiramos a cultivar en los niños el amor a la cultura y tradición de la tierra en que nacieron, para valorar lo propio y así trascender al respeto por lo universal.
Aquellos niños que crecen bajo la presión de una maduración excesivamente rápida, pierden la posibilidad de vivir experiencias importantes y únicas para su edad. Como maestros y educadores debemos procurar que el niño disponga del tiempo y espacio necesarios para su desarrollo. Ello contribuye de forma esencial a fomentar la autonomía creativa en la edad adulta.
Aquello que se aprende puede ser olvidado de nuevo, porque se transforma en capacidad. El ritmo del recuerdo y el olvido se convierte en una aproximación metodológica básica para la formación de las capacidades. Los maestros Waldorf apoyan este proceso no solamente a través del ritmo en el movimiento, sino también a través de métodos didácticos que contemplan la naturaleza rítmica del aprendizaje.
Mucho antes de comenzar a comprender el mundo concientemente, el niño se abre al mismo a través de sus sentimientos. Para él es tan importante la disposición estética de las horas escolares como su contenido, y ésta debe ser considerada como un elemento esencial de toda la educación y ser tomada en serio en la conformación de la enseñanza.
Sostenemos que es necesario un pensamiento completamente nuevo como base de una nueva moralidad. Esta nueva moralidad debe fundamentarse en el precepto de que para el niño, el mundo es en principio bueno, después bello, y finalmente verdadero, es decir, es en sí mismo una creación artística. Para poder ir al encuentro de esta búsqueda infantil es necesario una nueva pedagogía que esté en disposición de mantener el equilibrio entre la progresiva mecanización del mundo y nosotros mismos como hombres, para poder conservar en el niño el respeto a lo que significa ser Hombre.
Para la Escuela Waldorf la evaluación representa: una caracterización individual de las fuerzas del niño; un dictamen sobre las posibilidades del escolar con respecto a su contribución social; propuestas sobre metas y orientación escolar; un juicio comparativo y objetivo de los niveles alcanzados por el alumno; y finalmente un espejo del propio trabajo en su entorno global.
Comentarios, experiencias, opiniones, referencias e información adicional: Escuela Waldorf Arcangel Gabriel
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